El Estado policial español 2.0: tecnologías de empresas privadas para vigilar a los ciudadanos
17 diciembre, 2020El reconocimiento facial para pagar con el móvil está en entredicho y los expertos advierten de los riesgos asociados al uso compartido de pantallas táctiles, coches o pisos.
“Es cierto que un robot no se infecta”. Estas pocas palabras bien podrían resumir el optimismo que genera el desarrollo tecnológico a la hora de evaluar su papel en la lucha contra la pandemia del nuevo coronavirus. Al dejar de lado por un momento cualquier otra consideración social, como el impacto que las nuevas tecnologías tienen sobre el empleo, su autor y portavoz de la escuela de negocios The Valley, Juan Luis Moreno, se dice convencido de que la llegada de la covid ha dado un potente empujón a las nuevas tecnologías. Ejemplo de ello es la robótica, cuya utilización para tareas de atención, información o limpieza trae nuevo impulso de la emergencia sanitaria. O el transporte autónomo de pasajeros o para repartos y, entre muchos otros, el big data y el blockchain para asegurar la continuidad de la cadena de suministro. Pero, ¿hay también tecnologías que, por mucho auge que hubiesen vivido antes del estallido de la crisis sanitaria, están ahora en entredicho porque su uso mal casaría con las medidas de prevención?
Si a finales del siglo pasado la adopción del microchip supuso el primer cambio importante en la evolución de la tarjeta de crédito —anteriormente, para reconocerla y poder operar con ella, se utilizaba la banda magnética—, la llegada de la identificación por radiofrecuencia, en la pasada década, significó olvidarse de tener que introducir este método de pago en el lector. Con acercar la llamada tarjeta contactless al TPV es suficiente. Dada la difusión capilar del smartphone, el paso siguiente, es decir, transformar el móvil en tarjeta bancaria y prescindir del plástico, parecía del todo lógico.
Y así fue. Por lo menos hasta que activar el reconocimiento facial en el móvil para posteriormente sujetarlo a escasos centímetros del lector y pagar la compra de esta manera se convirtió en una amenaza para la salud pública. “Como hay que quitarse la mascarilla para que el dispositivo realice el reconocimiento facial, el riesgo de transmisión del SARS-CoV-2 por transmisión aérea (gotitas y aerosoles) es alto e importante en espacios cerrados y, si no se puede mantener la distancia de seguridad de al menos dos metros, también en espacios abiertos”, explica el jefe de sección de Enfermedades Infecciosas del madrileño Hospital Universitario de La Princesa, Jesús Sanz Sanz. La recomendación de este médico es sin paliativos: “Entre otros sitios, no se debe utilizar el pago a través del móvil en tiendas, supermercados y hostelería”, zanja.
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